Eduardo Martin

Triple Impacto en el Caúcaso

De cómo la improbable carambola de hacer el triplete, se hizo realidad

Cadena Montañosa: Cáucaso Medio Asia
Zona: Mineralnye
Altura: 2501 - 3000
Eduardo Martin

Salida 21 de nov 2021 destino Moscú, noche en un hotel en el aeropuerto y continúo viaje hacia Mineralnye. Después de la satisfacción de ver mi maleta, salgo y efectivamente estaba mi contacto.

Comida por el camino en un lugar muy raro, tipo de bodas pero sólo nosotros 2. �l no come, solo yo. Sopa y no carne, bastante dura.

Continuamos viaje hacia la zona del Mid Caucasian Tur. Llegamos después de 3 horas a un refugio a 2200m, con una habitación para mí, dotada con un camastro. Abro el saco y a dormir con la expectativa del día siguiente.

Nos levantamos a las 3 de la mañana con una noche preciosa, luna llena con toda la nieve reflejada por la luna. La montaña brillaba con todo su esplendor.

Desayuno huevos y café y después de preparar mochilas con lo justo y necesario, ya que si matamos había que bajar el trofeo, carne y rifle entre dos personas.

Comenzamos el calvario de inicio ya que la pendiente era increíble, subimos por una trocha prácticamente en vertical. De los 2200m a los 3000m tardamos aproximadamente no menos de 3 a 4 horas.

Una vez que coronamos la cumbre, en seguida localizamos Tures a mucha distancia. Empezamos la cacería y nos empezamos a aproximar casi arrastrándonos para que no nos vieran. De repente, ruido de piedras y dos Tures corren a unos 100m por debajo. Estoy atacado.

Seguimos hacia el grupo y de repente otro macho hacia nosotros a poco menos de 150m. Me dice que tire y lo hago. Al tiro, empezaron a salir animales del barranco que no era normal, más de 100 animales, alguno bastante más grande que el que había tirado. Una pena, pero en la montaña a veces nunca sabes cuándo aciertas. Algún amigo cazador seguro que lo aprovecha en la siguiente ocasión.

Fotos del trofeo y satisfacción general por el mismo. Empezamos bien, empaquetamos y vuelta a 2200m. Palizón del quince, las rodillas ya no son las de antes.

Comemos en el campamento, recogemos y decidimos volver a casa de Borisovich en Mineralnye. Duchita, una trucha de cena y a la cama.

Día siguiente nos levantamos pronto y salimos a cazar faisanes salvajes. Me dice que sólo machos, no se puede tirar hembras, con la mala suerte de sólo levantar hembras y un macho largo que no pudimos tirar.

El terreno duro de cazar: son cañaveral muy tupido con enredaderas que te dificultaban dar un paso, junto con otras zonas arboladas de espino que en teoría podría haber becadas.

Mala suerte, levantamos 7 u 8 faisanes sin poder disparar a ninguno.

Volvemos a casa, ducha, desayuno y salimos hacia el añorado Kuban Tur, objetivo número uno de la cacería.

El viaje largo como cinco horas. Los últimos 40 km infernales, camino de montaña lleno de baches, agotador.

Llegamos antes de anochecer y pude disfrutar de un paisaje de postal, unos riscos con bastante vegetación, principalmente abetos y pino silvestre.

Dejamos los bártulos, cenamos y después de planificar el siguiente día con los guías, nos vamos al camastro correspondiente. Esta vez duermo con la compañía de Borisovich.

Por la mañana nos levantamos a las 3 y media, desayuno y salimos, esta vez a caballo. Una maravilla de plan, ya que el camino es una preciosidad.

Dos horas de ascensión a caballo, casi todo el ascenso de noche, iluminados por la luna. Pero se acabó lo bueno, aunque algo cansado por el trote.

Empieza a nevar y seguimos subiendo. La pendiente súper pronunciada. Avanzar un metro era un esfuerzo agotador. Mis guías van como cabras, no tienen más de 30 años. Yo les digo que despacito y buena letra.

Seguimos subiendo y desde la cresta miramos varios valles sin ver nada. Continuamos cazando por las crestas y por fin vemos huellas de Tures frescas. Las seguimos y ¡eureka! Damos con un grupo con tres machos, dos grandes muy encelados entre ellos, y 8 o 10 hembras alrededor.

Preparo el rifle. La distancia es de no más de 100m. No me lo puedo creer. Disparo con premura por si nos veían y salen corriendo. En la ladera de enfrente vuelvo a tirar. Pasan unos segundos de suspense y vemos caer rodando por el barranco un Tur.

En el momento del disparo escuché que uno de mis guías también había disparado. Yo pensaba que me había doblado el tiro.

Momentos de incertidumbre y comida de coco. He fallado a 100m, no me lo puedo creer.

Nos metemos hacia el barranco y llegamos a un Tur de 3 años. ¿¡Joder esto qué es!? Seguimos y ya veo el otro imponente. Lo que había pasado es que el guía se aplicó uno para carne.

Llegamos al ansiado Tur y descubro la grandiosidad del momento: el barranco, el trofeo, las vistas... estoy feliz.

El tiro, al tirar de arriba abajo y el animal de frente, en vez de entrar la bala por el pecho, entró por la cara, saliendo por el cuello. Y lo increíble es que corriera 100m o más. El segundo tiro le había dado en la pata cuando iba corriendo, lo que le hizo caerse por el precipicio.

Fotos, felicitaciones, lo arrastramos a una zona más baja y seguimos haciendo fotos. Empaquetados todos los kilos de carne en los caballos, disfruté el paseo de vuelta a caballo con el objetivo cumplido.

Decidimos volver a Mineralnye al día siguiente. Agotador viaje, duchita, cena (pollo con verduras), vodka y a la cama. Esa noche estaba en mis oraciones mi querido Short Magnum Mario Migueláñez.

Al día siguiente nos fuimos otra vez a la zona del Mid a intentar el triplete, conseguir el rebeco del Cáucaso.

Salimos a cazar y ya desde la carretera logramos localizar un grupo de unos 12 animales sin saber si eran machos, hembras o crías debido a la distancia.

Pero con bastante ánimo comenzamos la ascensión por una trocha que se andaba relativamente bien. Dos horas de subida, localizamos un macho solitario.

Intentamos aproximarnos, después de otra hora logramos ponernos a 330m. El rebeco se ha tumbado y decido no tirar al no ser mi rifle.

Mirando, localizamos otro macho solitario en dirección contraria a donde estamos cazando. El viento se cruza y nos viene regular al primero, pero tratamos de acercarnos para ganar un barranco entre farallones.

La aproximación, un calvario duro y algo peligroso. Al asomar, me dice que estará a unos 250m.

Me asomo y de repente el rebeco que se había venido. Le echamos el aire y sale a la carrera. Podía haberlo tirado corriendo, pero al tener la posibilidad del otro rebeco, decido no tirar. Un tiro metiéndose en los pinos y a la carrera.

Decidimos volver por nuestros pasos, volver a cruzar el barranco conflictivo y localizar el otro rebeco.

Lo localizamos y planificamos la entrada, esta vez con todo a nuestro favor. Viento en la cara, posición en la montaña por encima del animal y relativamente accesible el rececho.

Nos aproximamos y el rebeco lo encontramos tumbado en una piedra, a unos 170m. A huevo. Le apunto y lo dejo en el sitio. Patalea y se cae por el precipicio.

Por precaución dejo que el guía baje a por el animal ya que el terreno era bastante peligroso. Quedamos que yo bajaba con el rifle y él arrastraba el animal a una zona más segura para hacernos unas cuantas fotos.

El trofeo precioso, viejo, no podía ser más bonito. Un alegrón. Tenía el objetivo del triplete cumplido. Me emocioné al darme cuenta de lo bien que todo me había salido.

Un Mid de 10 años, un Kuban de 11 años y un rebeco de 12 años. Grandioso el resultado.

Bajamos, recogemos y volvemos a Mineralnye, a casa. Duchita soñada, cenita (salmón, chuleta de cerdo) y a la cama.

Al día siguiente salimos a cazar faisanes salvajes y pudimos cobrar 4 machos con gran satisfacción. Hice unos tiros estupendos e hice unas fotos muy chulas con los Tures, el rebeco y los faisanes.

Al día siguiente, sin madrugar, salimos después de desayunar a cazar en mano con los pointers ingleses. Carbón, porque era negro, y Judini, el otro (me imagino que por las cosas mágicas que hacía), aunque a mí me gustó más cómo cazaba Carbón, lleno de energía.

Salimos con la intención de cazar becadas y faisanes.

La mañana no se estaba dando bien. Llevábamos más de cuatro horas pateando y nada de nada.

Nos cambiamos a una zona de barbechos inmensos, con unas lindes entre ellos de tiras de arbolado alto y arbustos espinosos con endrinas que parecían arándanos pero sabían a uvas.

Estas tiras de monte se cazaban muy bien porque medían unos 30 a 40 metros de ancho y varios km de largo, lo que te permitía ir en mano uno por cada lado y los perros cazando por el medio.

De repente, veo volar algo que me parece una becada. Se echa al barbecho, sale volando otra vez y seguimos cazando. Por fin la para el perro y mato mi primera becada. Estoy feliz.

Seguimos cazando y eso parecía el panal. Tira Borisovich un faisán y lo cobramos. Sale otra becada, la cobro. Fotos. Seguimos cazando, otra becada y la cobro. Más fotos. Seguimos cazando, y la cuarta que cobro. No me lo puedo creer. En media hora, menuda percha.

Fotos y más fotos y a casa con una sonrisa en la cara y con ganas de llorar de felicidad.

Cenita a base de cangrejos de río y codornices, un puro, vodka, risas y a dormir.

Al día siguiente y último día, desayuno sin prisa y volvemos a salir a cazar. 3 horitas y una becada para cerrar la cacería del Cáucaso.

Como anécdota de última hora, se puso el pointer de muestra a un gato enorme silvestre. Lo disparó el ruso. Yo estaba en modo becada, esperando que volara algo. Lo pincho, lo vi, esperé un clarito y lo perdimos. Debió de meterse en algún agujero pegado. Una pena. Al perro le dio un pequeño viaje cuando lo intentó cobrar después del tiro.

Vuelta a casa, ducha, comida y de despedida un maravilloso risotto de faisán, espectacular.

Y después de organizar el equipaje, nos fuimos al aeropuerto. Abrazos y deseando coger el vuelo para Moscú para regresar a casa.

Retraso en el vuelo y llegada a Moscú casi a las 23:30h. Me meto en la cama agotado. Pongo el despertador a las 5:30h pero me levanto a las 5h. Llego con tiempo al vuelo de Madrid.

Y en este vuelo estoy escribiendo esta crónica. 1 de diciembre de 2021. Que espero os haya gustado tanto como a mí.

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Eduardo Martin

La búsqueda de sensaciones nuevas de lugares desconocidos, el campo la dificultad el esfuerzo eso es lo que me hace liberar endorfinas y sentirme mejor.

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