Rafael Sánchez Pérez de Villaamil

Sarrio de mi vida

Cadena Montañosa: Pirineos
Zona: Prepirineo catalán, Berguedá
Altura: 1501 - 2000
Organizador: Yo mismo
Rafael Sánchez Pérez de Villaamil

El viernes me dispuse a empezar mi tradicional viaje tras los sarrios catalanes o isards. Hace ya 6 años que cazo en los mismos dos cotos del prepirineo catalán en la zona del Berguedá. Me suelo quedar con dos permisos de macho y uno de hembra pero por problemas burocráticos este año solo contaba con un permiso en uno de los cotos, en el más complicado por ser un coto de bosque con poca densidad pero, según todos me decían con grandes y viejos sarrios que aparecen de vez en cuando. Nada más salir nos dirigimos a un balcón donde se controla una ladera boscosa donde sabíamos desde hace años que vivía uno de estos viejos isards. De vez en cuando daba la cara en las batidas de jabalí y mi socio de coto lo tiró el año pasdo en malas condiciones de visibilidad por niebla. Yo mismo había estado en busca de él más de cinco veces.

Una vez salíó el sol y los primeros rayos empezaban a calentar las cumbres de esta ladera de umbría, localizamos dos animales, uno imposible de distinguir por la distancia y por encontrarse tumbado entre monte, solo se le atisbaba a ver el culo. Y otro que salío a un risco a otear que resultó ser una hembra. Al cabo de unos minutos la hembra se movió y justo en el mismo sitio apareció un buen macho detrás de ella. Me apresuré a tirar el macho porque aunque estaba a 320 m hacía buen bulto. Con los nervios de pensar que se podía meter en el monte en cualquier momento y dejarlo de ver, me precipité en el tiró y lo fallé.

Con la desesperación del fallo, enseguida nos acordamos del otro animal que habíamos visto y que probablemente con el tiro se habría movido. Efectivamente ahora, aunque muy lejos 350 m, se le podía ver y juzgar. En cuanto me eché los prismáticos me di cuenta que era un animal viejísimo, cara blanca, y en cuanto giró la cabeza le vi el trofeo tan exageradamente abierto. No tardé un segundo en decirle a mi compadre de aventuras, Jose, que era el sarrio más grande que había visto jamás.

Busqué un buen apoyo, esperé unos 10 minutos a que estuvuera en una posición idónea y limpia para tirarle y apreté el gatillo. Tire con el monotiro Blaser K95 257 Wby a 360 m, 330 m compensado. Casi no acusó el tiro y se quedó inmovil, por si acaso repetí y su reacción fue idéntica. Encajó los dos tiros en el centro del cuerpo y se quedó amorcillado unos segundos eternos. Finalmente dio unos pasos a su derecha para meterse en una mata y después de un par de minutos se despeñó unos 50 m en caida libre rebotando contra la pared. Gran alegría porque sabíamos que iba a ser un gran trofeo.

El cobro fue realmente complicado por lo espeso del bosque de hayas, bojes y pinos y por la pendiente. Con la referencia de la pared por donde se precipitó dimos con él y al legar al sarrio me di cuenta de la dimensión del trofeo, el sarrio de una vida!!

Le conté claramente 16 años, 25,5 cm de longitud, 7,9 mm de grosor, 17,5 de apertura... En fin una pasada. La pena es que en la caida se partió el gancho izquierdo que no fui capaz de encontrar. Le faltarán 4 cm de longitud en esa cuerna, pero aunque sea una lástima, es otra cosa a recordar. Medición en verde 108,5 puntos completo, 105,5 al descontarle el gancho partido, bestial.

Después de llevar muchos años tras estos maravillosos animales de montaña, nunca pensé que tuviera la suerte de abatir un sarrio tan excepcional así que, alegría máxima.

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Rafael Sánchez Pérez de Villaamil

La caza siempre la entendí como un reto personal

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